sábado, 28 de marzo de 2015
I. «Todavía no, después lo haré»
Satanás no siempre puede mantener a su víctima alejada de la Palabra de Dios. Es bastante común que el hombre o la mujer pecadores, asistan a una conferencia bíblica, lean la Biblia o alguna literatura cristiana. Todo esto bien puede llevarlos a decidirse por Cristo y escapar de las garras de este tirano, “padre de mentira”. Es entonces, cuando el pecador se expone a la Palabra, que Satanás pone a funcionar su arsenal de excusas, cuando nota que el pecador está decidiendo o que se está dando cuenta de que ha llegado el momento de arrepentirse, confesar sus pecados y depositar su fe en Cristo para ser salvo por su gracia. Es entonces cuando este mentiroso le dice al oído: «Está bien, todo es verdad, estás perdido, todo lo que has oído o leído es cierto, pero... déjalo para otro día, mañana por ejemplo, podrás convertirte».
Lo que Satanás no le dice a este pecador, es que está por cometer el pecado de presunción. Porque con una actitud así, el pecador pretende tener dominio sobre su vida. Es como si dijera: «Ya tendré oportunidad mañana, dentro de una semana, dentro de un mes, etc.» Satanás sabe que cualquier tiempo que el pecador le conceda, aunque sean unas horas, puede ser suficiente para alejarlo definitivamente de su inquietud espiritual.
Si usted ha caído en esta trampa, quiero que antes de hacerle caso al diablo, recuerde estas advertencias bíblicas:
“Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto” (He. 3:7, 8).
“Antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado” (He. 3:13).
“Entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación” (He. 3:15).
“Otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (He. 4:7).
“Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2 Co. 6:1, 2).
Todas estas advertencias son para que el pecador no posponga su decisión. Advierten del serio peligro que hay en ello. Puede sobrevenir una muerte inesperada que acabe así con cualquier oportunidad, Dios tiene el poder para endurecer el corazón del pecador al punto que ya no le es posible tomar una decisión: “Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia” (2 Ts. 2:11, 12).
Es posible también que la Iglesia sea arrebatada, entonces ya será tarde cualquier intento de salvación.
Vemos entonces que a Satanás le interesa muchísimo que el pecador posponga su decisión, porque «Mañana» bien puede ser «Nunca».
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario