Satanás trata de hacerle creer a la gente que Dios no va a mandar a nadie al infierno; a lo menos, no por mucho tiempo.
Es verdad que Dios es misericordioso; pero al mismo tiempo es santo y
justo y jamás podría ser misericordioso a costa de su justicia. Si bien
Él es paciente, "misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande
en misericordia y verdad;...de ningún modo tendrá por inocente al
malvado" (Éxodo 34:7). Él no puede permitir que el pecado continúe sin
castigo.
Dios puede perdonar a los pecadores culpables sólo a través de la
muerte de Cristo Jesús en la cruz. Allí "la misericordia y la verdad se
encontraron; la justicia y la paz se besaron" (Salmo 85:10). El pecado
ha sido perfectamente quitado, y el pecador que cree queda perfectamente
justificado "por la sangre de la cruz" (Colosenses 1:20). No obstante,
el que se niega a aceptar la vida eterna recibiendo al Señor Jesús como
su Salvador, "morará con el fuego consumidor" eternamente (Isaías
33:14). Apocalipsis 20:15 nos dice que "el que no se halló inscrito en
el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego" (al infierno). "El que
desobedece (no está sujeto) al Hijo no verá la vida, sino que la ira de
Dios está sobre él" (Juan 3:36).
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