miércoles, 3 de junio de 2015


PARÁBOLA SOBRE LA CIZAÑA-

 

La Iglesia de Jesucristo es un reino espiritual, pero aquí en la tierra tiene una forma física ya que se compone de gente que vive en cuerpos. Lamentablemente no toda la gente recibe la fe cristiana por convicción interna y con el deseo de seguir en todo la voluntad de Dios. Muchos se convierten en cristianos debido a ciertas circunstancias, por ejemplo: siguiendo el ejemplo general, subconscientemente o por haber sido bautizado en la infancia por sus padres. Otros aunque tomaron el camino hacia la salvación con un sincero deseo de seguir a Dios, eventualmente se debilitaron y comenzaron a someterse a sus precedentes pecados y vicios. Por esta causa existen miembros en la Iglesia de Jesucristo (y no en poca cantidad) de una conducta bastante baja, permitiéndose diferentes acciones censurables. Lógicamente que ellos provocan reproches y dejan caer una sombra sobre toda la Iglesia de Jesucristo a la cual ellos pertenecen de una manera formal.

En la parábola sobre la cizaña, el Señor habla sobre la triste realidad de que en esta vida pasajera, dentro de los fieles y devotos miembros del Reino de Dios, se infiltran los miembros infieles, a quienes como contraste con los hijos del Reino, el Señor llama "hijos del tentador." Esta parábola se describe en el Evangelio en la siguiente forma:

"Otra parábola les propuso, diciendo: El reino de los cielos es semejante al hombre que siembra buena simiente en su campo: Mas durmiendo los hombres, vino su enemigo, y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y como la hierba salió é hizo fruto, entonces apareció también la cizaña. Y llegándose los siervos del padre de la familia, le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena simiente en tu campo? ¿de dónde, pues, tiene cizaña? Y él les dijo: Un hombre enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la cojamos? Y él dijo: No; porque cogiendo la cizaña, no arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Coged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas recoged el trigo en mi alfolí" (Mat. 13:24-30).

En esta parábola bajo el termino "cizaña" se debe entender las tentaciones de la vida en la Iglesia, como la gente que practica una vida anticristiana. La historia de la Iglesia está llena de eventos que de ninguna forma pueden ser obra de la mano de Dios, por ejemplo: las herejías, discordias y cismas, persecuciones religiosas, intrigas, problemas en las parroquias, acciones en la gente que llevan a la tentación, incluyendo aquellas personas que muchas veces ocupan cargos administrativos. Una persona de sentimientos superficiales o lejana de la vida espiritual, observando estos problemas, no vacila en reprochar la Iglesia y la enseñanza de Jesucristo.

 

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