PARÁBOLA
SOBRE LA CIZAÑA-
La Iglesia de Jesucristo es un reino espiritual, pero aquí en la tierra
tiene una forma física ya que se compone de gente que vive en cuerpos.
Lamentablemente no toda la gente recibe la fe cristiana por convicción interna
y con el deseo de seguir en todo la voluntad de Dios. Muchos se convierten en
cristianos debido a ciertas circunstancias, por ejemplo: siguiendo el ejemplo
general, subconscientemente o por haber sido bautizado en la infancia por sus
padres. Otros aunque tomaron el camino hacia la salvación con un sincero deseo
de seguir a Dios, eventualmente se debilitaron y comenzaron a someterse a sus
precedentes pecados y vicios. Por esta causa existen miembros en la Iglesia de
Jesucristo (y no en poca cantidad) de una conducta bastante baja, permitiéndose
diferentes acciones censurables. Lógicamente que ellos provocan reproches y
dejan caer una sombra sobre toda la Iglesia de Jesucristo a la cual ellos
pertenecen de una manera formal.
En la parábola sobre la cizaña, el Señor habla sobre la triste realidad
de que en esta vida pasajera, dentro de los fieles y devotos miembros del Reino
de Dios, se infiltran los miembros infieles, a quienes como contraste con los
hijos del Reino, el Señor llama "hijos del tentador." Esta parábola
se describe en el Evangelio en la siguiente forma:
"Otra parábola les propuso,
diciendo: El reino de los cielos es semejante al hombre que siembra buena
simiente en su campo: Mas durmiendo los hombres, vino su enemigo, y sembró
cizaña entre el trigo, y se fue. Y como la hierba salió é hizo fruto, entonces
apareció también la cizaña. Y llegándose los siervos del padre de la familia,
le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena simiente en tu campo? ¿de dónde, pues,
tiene cizaña? Y él les dijo: Un hombre enemigo ha hecho esto. Y los siervos le
dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la cojamos? Y él dijo: No; porque
cogiendo la cizaña, no arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer
juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a
los segadores: Coged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas
recoged el trigo en mi alfolí" (Mat. 13:24-30).
En esta parábola bajo el termino "cizaña" se debe entender las
tentaciones de la vida en la Iglesia, como la gente que practica una vida
anticristiana. La historia de la Iglesia está llena de eventos que de ninguna
forma pueden ser obra de la mano de Dios, por ejemplo: las herejías, discordias
y cismas, persecuciones religiosas, intrigas, problemas en las parroquias,
acciones en la gente que llevan a la tentación, incluyendo aquellas personas
que muchas veces ocupan cargos administrativos. Una persona de sentimientos
superficiales o lejana de la vida espiritual, observando estos problemas, no
vacila en reprochar la Iglesia y la enseñanza de Jesucristo.
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