Dios quiere que brillemos. No todos podemos ser faros, pero cualquiera de nosotros puede ser una velita de sebo. Una lamparita a veces puede hacer mucho. El incendio de Chicago se debió a que una vaca, de una patada, volteó una lámpara. Cien mil personas, como resultado, perdieron sus casas y sus posesiones. Que no te haga creer Satanás que porque no puedes hacer grandes cosas, no puedes hacer nada. Por D.L. Moody
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