COMPARTIENDO
LA BIBLIA.
1 Corintios 7Reina-Valera
1960 (RVR1960)
Problemas del matrimonio
7
En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar
mujer;
2 pero a causa de las
fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio
marido.
3 El marido cumpla con la mujer el
deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido.
4 La mujer no tiene potestad sobre
su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su
propio cuerpo, sino la mujer.
5 No os neguéis el uno al otro, a
no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en
la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa
de vuestra incontinencia.
6 Mas esto digo por vía de
concesión, no por mandamiento.
7 Quisiera más bien que todos los
hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la
verdad de un modo, y otro de otro.
8 Digo, pues, a los solteros y a
las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo;
9 pero si no tienen don de
continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.
10 Pero a los que están unidos en
matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido;
11 y si se separa, quédese sin
casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.
12 Y a los demás yo digo, no el
Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en
vivir con él, no la abandone.
13 Y si una mujer tiene marido que
no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone.
14 Porque el marido incrédulo es
santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera
vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos.
15 Pero si el incrédulo se separa,
sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en
semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.
16 Porque ¿qué sabes tú, oh mujer,
si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás
salva a tu mujer?
17 Pero cada uno como el Señor le
repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las
iglesias.
18 ¿Fue llamado alguno siendo
circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se
circuncide.
19 La circuncisión nada es, y la
incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios.
20 Cada uno en el estado en que fue
llamado, en él se quede.
21 ¿Fuiste llamado siendo esclavo?
No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más.
22 Porque el que en el Señor fue
llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado
siendo libre, esclavo es de Cristo.
23 Por precio fuisteis comprados; no
os hagáis esclavos de los hombres.
24 Cada uno, hermanos, en el estado
en que fue llamado, así permanezca para con Dios.
25 En cuanto a las vírgenes no tengo
mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia
del Señor para ser fiel.
26 Tengo, pues, esto por bueno a
causa de la necesidad que apremia; que hará bien el hombre en quedarse como
está.
27 ¿Estás ligado a mujer? No
procures soltarte. ¿Estás libre de mujer? No procures casarte.
28 Mas también si te casas, no
pecas; y si la doncella se casa, no peca; pero los tales tendrán aflicción de
la carne, y yo os la quisiera evitar.
29 Pero esto digo, hermanos: que el
tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la
tuviesen;
30 y los que lloran, como si no
llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran,
como si no poseyesen;
31 y los que disfrutan de este
mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa.
32 Quisiera, pues, que estuvieseis
sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar
al Señor;
33 pero el casado tiene cuidado de
las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer.
34 Hay asimismo diferencia entre la
casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para
ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las
cosas del mundo, de cómo agradar a su marido.
35 Esto lo digo para vuestro
provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin
impedimento os acerquéis al Señor.
36 Pero si alguno piensa que es
impropio para su hija virgen que pase ya de edad, y es necesario que así sea,
haga lo que quiera, no peca; que se case.
37 Pero el que está firme en su
corazón, sin tener necesidad, sino que es dueño de su propia voluntad, y ha
resuelto en su corazón guardar a su hija virgen, bien hace.
38 De manera que el que la da en
casamiento hace bien, y el que no la da en casamiento hace mejor.
39 La mujer casada está ligada por
la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para
casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor.
40 Pero a mi juicio, más dichosa
será si se quedare así; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios.
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