lunes, 2 de marzo de 2015

NUESTRO PAN DIARIO

SIN DOLOR NO SE GANA



Lectura: Efesios 6:1-4.

Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
El escritor y educador cristiano Howard Hendricks advierte a los padres que no sobornen a sus hijos ni los amenacen para conseguir que los obedezcan. Lo que ellos necesitan es que los disciplinen con firmeza y con amor. A veces la disciplina tiene que ser dolorosa.
Hendricks recuerda una vez que estaba en una casa donde una niña de ojos brillantes se sentó a la mesa frente a él.
«Sally, cómete las papas» --le dijo la madre en un tono propio de mamá.
«Sally, si no te comes las papas no vas a comer postre.»
Sally le guiñó un ojo a Hendricks. Y claro, la madre se llevó las papas y trajo helado para la niña. Él consideró aquella situación como un caso donde los padres obedecen a sus hijos en vez de que estos los obedezcan a ellos (Efesios 6:1).
Muchos padres temen hacer lo que saben que es mejor para sus hijos. Tienen miedo de que los hijos se vuelvan en su contra y piensen que no los aman. Hendricks dice: «Tu principal preocupación no es lo que piensen de ti ahora, sino dentro de 20 años.»
Hasta la corrección de nuestro amante Padre celestial es dolorosa, pero después (tal vez años después) «da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados» (Hebreos 12:11). Como padres amorosos, ¿nos atrevemos a tener una visión a más corto plazo que la de nuestro Padre celestial? --JEY
REFLEXIÓN: La manera más segura de hacer que la vida sea dura para tus hijos es siendo blandos con ellos.

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