sábado, 30 de abril de 2016

LA GLORIA Y EL TRIUNFO DE JESUCRISTO EN LA CRUZ:

Fue en medio de un desierto donde Moisés levantó la serpiente de metal; de la misma manera Jesucristo fue levantado en una cruz en medio de un mundo hostil y enemigo de Él; pero aunque todos sus enemigos le colgaron de una cruz y se burlaban de Jesús estando Él crucificado, era en realidad la hora en que Jesús estaba asegurando su triunfo final; Jesús estaba alcanzando su objetivo de dar su vida por nosotros para poder rescatarnos; Él estaba logrando la salvación para nosotros.

"Y despojando los principados y las potestades, sacólos a la vergüenza en público, triunfando de ellos en la cruz." (Colosenses 2: 15)

La serpiente de metal podía ser mirada tanto de día como de noche, de día por la luz del sol, de noche por la luz que irradiaba la columna de fuego donde estaba la presencia de Dios; porque Dios estaba siempre con su pueblo de Israel en el desierto en forma de columna de nube de día y columna de fuego de noche: "Así era continuamente: la nube lo cubría de día, y de noche la apariencia de fuego." (Números 9: 16). La noche no podía impedir que cualquiera de los mordidos pudieran mirar la serpiente de metal brillando con el reflejo de la luz de Dios. De la misma manera la noche tenebrosa de este mundo no puede impedir que los que quieren salvarse miren a Cristo. La muerte de Cristo en la cruz posee la gloria especial de Dios que conmovió y seguirá conmoviendo a muchas personas, así ya comenzó a ser desde el mismo día de su crucifixión:

"Y el centurión que estaba delante de Él, viendo que había expirado así clamando, dijo: Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios." (Marcos 15: 39)

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