miércoles, 27 de abril de 2016

MOISÉS LEVANTÓ LA SERPIENTE:

Ya hemos visto que según la Biblia Moisés simboliza la Ley de Dios y que la serpiente de metal representa a Cristo, tenemos así que de la misma manera que la serpiente de metal fue levantada por Moisés, así también Jesús fue levantado en la cruz y fue crucificado, por la Ley de Dios:

"Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición; (porque está escrito: Maldito cualquiera que es colgado en madero)." (Gálatas 3: 13)

Cristo recibió sobre sí mismo la maldición de la ley, para que esta maldición no siguiera sobre nosotros, porque recordemos que la ley de Dios sólo puede condenarnos, porque lo merecemos; pero por su gran amor, Cristo sufrió en lugar nuestro el castigo por nuestros pecados, es decir por nuestras transgresiones a la ley de Dios porque: "Cualquiera que hace pecado, traspasa también la ley; pues el pecado es transgresión de la ley." (1 Juan 3: 4). Entonces la única forma de que la condenación de la Ley no siguiera sobre nosotros era que Cristo recibiera dicha condenación sobre sí mismo; la gran necesidad del sacrificio de Cristo se ve en esto también; Cristo fue el pararrayos que atrajo sobre sí mismo el rayo de la condenación para que no cayera sobre nosotros. El pararrayos tiene la capacidad de atraer los rayos para que no caigan en cualquier parte, el pararrayos conduce la energía eléctrica del rayo hacia la tierra donde no puede hacer daño. Ahora, supongamos que una persona tome en medio de una tormenta eléctrica la punta de un pararrayos, el rayo no pasaría sólo a la tierra, también pasaría a la persona; esto que parece una locura es lo que muchas personas hacen, no dejan que Cristo atraiga solo el rayo de la condenación, sino que ellos quieren asumir la responsabilidad de atajar el rayo , es decir que se ponen debajo de la ley como si ellos pudieran así salvarse; esto es un gravísimo error como lo advierte la Biblia:

"Porque todos los que son de las obras de la ley, están bajo de maldición. Porque escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley, para hacerlas." (Gálatas 3: 10)

Así que aceptemos al Señor Jesucristo como nuestro pararrayos salvador y la condenación de la ley se apartará para siempre de nosotros.

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