Jesucristo es Dios, Hijo de Dios; Él es de la misma naturaleza divina que su Padre y que el Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo, es todopoderoso, justo, no arbitrario, de perfecta santidad, está en todas partes, sabe todas las cosas pasadas presentes y futuras, creó todas las cosas, es amor, es eterno e inmortal, no cambia nunca, es fiel y digno de toda alabanza y ponderación y como Dios es el único que salva:
"Mas yo soy Jehová tu Dios desde la tierra de Egipto: no conocerás pues Dios fuera de mí, ni otro Salvador sino a mí." (Oseas 13: 4)
Con estas palabras Dios reclamaba a quienes se había manifestado en ese tiempo, al pueblo de Israel, ser reconocido como el único y verdadero Dios y como el único Salvador; Dios no quiere que tengamos otros salvadores aparte de Él mismo; eso sería algo injusto de nuestra parte; el único que podía salvarnos era Dios mismo, así que sólo Jesucristo, que es Dios, pudo venir a ser el Salvador del pueblo de Israel y también del resto de la humanidad:
"De la simiente de éste [de David], Dios, conforme a la promesa, levantó a Jesús por Salvador a Israel." (Hechos 13: 23)
"Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo para ser Salvador del mundo." (1 Juan 4: 14)
"... y de los cuales [israelita] es Cristo según la carne, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén." (Romanos 9: 5)
Jesucristo es Dios, el único que puede salvarnos.
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