La
semilla de la mostaza.
"Otra parábola les referió,
diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un
hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de
todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se
hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus
ramas" (Mat. 13:31-32).
En el Oriente la planta de la mostaza llega a tamaños muy grandes (más
de veinte pies), su semilla es tan pequeña, que los hebreos en los tiempos de
Jesucristo tenían un dicho: "Pequeño como la semilla de la mostaza."
Esta comparación del Reino de Dios con la semilla de la mostaza se comprobó en
la práctica sobre la velocidad con la cual se propagó la Iglesia en los paises
paganos. Para el resto del mundo la Iglesia era una organización religiosa
imperceptible, representada por un pequeño grupo de pescadores galileos de poca
preparación intelectual. Luego, se extendió durante dos siglos por todos los
países de aquellas regiones - de la Escita salvaje, hasta la calurosa Africa. Y
de la lejana Britaña, hasta la misteriosa India. La gente de diferentes razas,
lenguas y culturas, recibía en la Iglesia la salvación del mundo espiritual,
igual que los pájaros que durante la tempestad encuentran refugio entre las
ramas de un enorme ombú.
Sobre la transfiguración de la gracia en la persona, mencionada en la
parábola sobre la semilla que crece invisiblemente, se habla también en la
siguiente parábola en breve forma.
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