jueves, 5 de julio de 2012
EL SOLITARIO
Lectura: Juan 16:5-16.
Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.
-- Juan 16:15.
Un amigo mío de la
secundaria se volvió solitario. Pasaba el tiempo leyendo libros, se aisló en la
casa de sus padres hasta que ellos murieron y nunca trató de conseguir empleo.
Se relacionaba con los demás lo menos posible. Como resultado, nunca tuvo que
amar a una esposa con sacrificio, nunca su sueño se vio perturbado por el
llanto de un niño, nunca agonizó por un adolescente rebelde y nunca lloró por las
desdichas de un amigo íntimo. Pero… ¡a qué precio! Se perdió de disfrutar de
algunas de las alegrías y satisfacciones más profundas e importantes de la
vida.
Dios, que nos creó para que
reflejáramos Su naturaleza personal, no es un solitario. En Juan 1:1 leemos que
antes de que empezara el tiempo, el «Verbo», que posteriormente «se hizo carne
y habitó entre nosotros» (v.14), era «con Dios». El termino griego que se
traduce «con» implica interacción entre las distintas personas de la Trinidad.
Aunque Dios no nos necesita,
en Su gracia quiso crearnos para que fuéramos Sus amigos. Y en Juan 16:5-16, el
Señor Jesús les declaró a Sus discípulos que Él, Su Padre, y el Espíritu Santo
obran juntos para atraer hacia Su persona a un mundo perdido.
Alabemos a nuestro Dios
personal y triuno --Padre, Hijo y Espíritu Santo-- por nuestra gran salvación.
Mediante la fe en Jesús, Dios nos perdona y nos brinda comunión con Él y con la
gente al salvarnos de la tragedia de convertirnos en solitarios. --HVL
REFLEXIÓN: Los creyentes no son una isla.
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