Demasiado para mí

Leer: Mateo 26:36-46
| La Biblia en un año: 1 Samuel 27–29
Lucas 13:1-22
Lucas 13:1-22
… Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa… (v. 39).
«Dios nunca nos da más de lo que podemos soportar», le dijo
alguien a un padre cuyo hijo de cinco años acababa de perder su batalla
contra el cáncer. Estas palabras, que tenían intención de alentarlo, lo
deprimieron y le hicieron preguntarse por qué no podía «manejar» la
pérdida de su pequeño. El dolor era tan grande que apenas podía
respirar. La angustia era demasiado para él y necesitaba
desesperadamente que Dios lo abrazara fuerte.
El versículo que algunos usan para respaldar esa frase es 1 Corintios 10:13: «Dios […] dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar». Pero su contexto es la tentación o la prueba, no el sufrimiento. Podemos decidir salir de la prueba que el Señor envía, pero no podemos hacer lo mismo con el sufrimiento.
El propio Jesús deseaba encontrar una vía de escape a su futuro sufrimiento, cuando oró: «Mi alma está muy triste, hasta la muerte […]. Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa…» (Mateo 26:38-39) . No obstante, de manera voluntaria, sufrió esa experiencia para darnos la salvación.
Cuando la vida parece imposible de soportar, es entonces que debemos entregarnos a la misericordia de Dios y dejar que Él nos sostenga.
El versículo que algunos usan para respaldar esa frase es 1 Corintios 10:13: «Dios […] dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar». Pero su contexto es la tentación o la prueba, no el sufrimiento. Podemos decidir salir de la prueba que el Señor envía, pero no podemos hacer lo mismo con el sufrimiento.
El propio Jesús deseaba encontrar una vía de escape a su futuro sufrimiento, cuando oró: «Mi alma está muy triste, hasta la muerte […]. Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa…» (Mateo 26:38-39) . No obstante, de manera voluntaria, sufrió esa experiencia para darnos la salvación.
Cuando la vida parece imposible de soportar, es entonces que debemos entregarnos a la misericordia de Dios y dejar que Él nos sostenga.
Padre, me siento débil y vulnerable. Sé que eres mi refugio y fortaleza. Ayúdame y sostenme de tu mano.
Con Dios detrás y sus brazos por debajo, puedes enfrentar lo que está por delante.
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