lunes, 4 de junio de 2012
EL PODER DE PENTECOSTÉS
Lectura: Hechos 1:1-11.
Pero recibiréis poder,
cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos...
--Hechos 1:8.
Conozco un pastor, a quien
amo, que está desalentado. Aunque es diligente en la oración y trabaja arduamente,
su iglesia sigue siendo pequeña mientras que una nueva congregación cercana está
convirtiendo rápidamente en una mega-iglesia. Sin embargo, cuando pienso en los
alcohólicos, en los adictos a las drogas y en las personas sexualmente
inmorales que ha guiado al Salvador y a un nuevo estilo de vida, lo considero
una persona que testifica en el poder del Espíritu Santo.
Debido a lo que sucedió el
Día de Pentecostés (que se describe en Hechos 2), tendemos a asociar la
presencia y el poder del Espíritu Santo con fenómenos sorprendentes y con
grandes cantidades de personas. Olvidamos que poco después, las mismas personas
llenas del mismo Espíritu Santo fueron rechazadas, azotadas, encarceladas e incluso
ejecutadas. Pero a través de todo eso, ¡fueron testigos poderosos!
La presencia y el poder del
Espíritu Santo pueden evidenciar en un predicador dinámico que atrae a grandes
audiencias, pero se ve también en el voluntario que lleva a cabo un ministerio
personal en la cárcel, en el que le testifica a un compañero de trabajo o a un
vecino, y en el maestro de escuela dominical que enseña fielmente semana tras
semana.
El poder de Pentecostés no
está reservado para los altamente dotados, sino que se encuentra a disposición
de todos los creyentes en Cristo que quieren servirlo.
--HVL
REFLEXIÓN: El poder del
Espíritu de Dios potencia nuestro testimonio.
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