3. Parábolas sobre
las acciones buenas y las virtudes
Únicamente por Su bondad creó Dios el universo y la gente, otorgándole la
vida y una libre voluntad, adornándola de Su manera Celestial para todos sean
partícipes de Su beatitud. Dios no rechazó la gente por caer en el pecado,
sino, por Su benevolencia e infinita misericordia, la sacó de este precipicio y
le devolvió la vida eterna por medio de Su Hijo Unigénito. Teniendo como
ejemplo al Creador y Salvador como el perfecto amor hacia nosotros, debemos
perdonar y querer a nuestros prójimos, porque todos nosotros somos hermanosen
Cristo!
En las siguientes cuatro parábolas: los Dos Deudores, el Buen
Samaritano, el Rico y Lázaros y el Mayordomo, nuestro Señor Jesucristo nos
enseña cómo debemos manifestar nuestro amor al prójimo. De acuerdo a estas
parábolas, las acciones de misericordia pueden ser diferentes. A estas acciones
pertenecen todas las cosas buenas que hacemos para el prójimo: perdonar a los
que nos ofenden, ayudar a los que sufren, consolar a los apenados, dar un buen
consejo, una oración por el prójimo y muchas otras cosas. Las buenas acciones
no se pueden juzgar únicamente por un indicio, o sea, cuales de ellas son más
importantes para Dios. Las acciones buenas reciben su evaluación no por su
cantidad, sino, por su contenido o esencia espiritual, por la profundidad del
amor y la fuerza de voluntad con la cual la persona las lleva a cabo. El acto
primordial de misericordia, es el perdón de las ofensas. El último no es muy
fácil de cumplir. En esta parábola el Señor nos enseña a perdonar al prójimo.
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