martes, 14 de abril de 2015

jueves, 5 de julio de 2012

EL SOLITARIO



Lectura: Juan 16:5-16.

Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.
Un amigo mío de la secundaria se volvió solitario. Pasaba el tiempo leyendo libros, se aisló en la casa de sus padres hasta que ellos murieron y nunca trató de conseguir empleo. Se relacionaba con los demás lo menos posible. Como resultado, nunca tuvo que amar a una esposa con sacrificio, nunca su sueño se vio perturbado por el llanto de un niño, nunca agonizó por un adolescente rebelde y nunca lloró por las desdichas de un amigo íntimo. Pero… ¡a qué precio! Se perdió de disfrutar de algunas de las alegrías y satisfacciones más profundas e importantes de la vida.
Dios, que nos creó para que reflejáramos Su naturaleza personal, no es un solitario. En Juan 1:1 leemos que antes de que empezara el tiempo, el «Verbo», que posteriormente «se hizo carne y habitó entre nosotros» (v.14), era «con Dios». El termino griego que se traduce «con» implica interacción entre las distintas personas de la Trinidad.
Aunque Dios no nos necesita, en Su gracia quiso crearnos para que fuéramos Sus amigos. Y en Juan 16:5-16, el Señor Jesús les declaró a Sus discípulos que Él, Su Padre, y el Espíritu Santo obran juntos para atraer hacia Su persona a un mundo perdido.
Alabemos a nuestro Dios personal y triuno --Padre, Hijo y Espíritu Santo-- por nuestra gran salvación. Mediante la fe en Jesús, Dios nos perdona y nos brinda comunión con Él y con la gente al salvarnos de la tragedia de convertirnos en solitarios. --HVL
REFLEXIÓN: Los creyentes no son una isla.
La Biblia En Un Año: Job 32-33; Hechos 14.

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